Un mundo perdido fue encontrado por un grupo de científicos en el 2008 en la Antártida, conservado justo como era antes de que se congelara en el tiempo de hace unos 14 millones de años.
Los fósiles de plantas y animales en lo alto de las cordilleras es un hallazgo extremadamente raro en el continente, uno que también da una idea de lo que podría haber allí dentro de un siglo o dos, al calentarse el planeta.
Monte Boreas en la Cordillera de Olimpo, Valles Secos (izquierda) y alfombra de musgo (derecha), el clima en los Valles Secos previno la descomposición.
Un equipo, trabajando en una región libre de hielo ha descubierto el tesoro de la antigua vida en lo que deben haber sido los últimos vestigios de la tundra, en el interior del continente más austral, antes de que las temperaturas comenzaran a descender sin tregua.
Un abrupto y dramático enfriamiento del clima de 8º C en 200,000 años forzó la extinción de plantas e insectos de la tundra, y trajo al interior de la Antártica en una perpetua y profunda congelación, de la que nunca ha emergido, aunque pueda hacerlo de nuevo, como resultado del cambio climático.
Un equipo internacional, conducido por Prof. David Marchant de la Universidad de Boston y los Prof. Allan Ashworth y Adam Lewis en la Universidad Estatal de Dakota del Norte, combinada evidencia de glaciales, de la ecología preservada, ceniza volcánica y modelado para revelar toda la extensión de la gran congelación en una parte de Antártica llamado Valles Secos.
La nueva visión en la comprensión de la historia climática de la Antártica, la cual la vio cambiar de un clima como aquel de Georgia del Sur a uno similar al observado hoy en Marte.
"Hemos documentado los tiempos y la magnitud de este tremendo cambio en el clima de la Antarctica”, dice el Prof. Marchat.
“El hallazgo del fósil nos permite examinar la Antártica como existió antes del enfriamiento del clima hace 13.9 millones de años. Es una ventana única hacia el pasado. Estudiar éstos depósitos es como pasear a través de los Valles Secos hace 14.1 millones de años.”
El descubrimiento de depósitos de lagos con fósiles de musgos, diatomeas y crustáceos de minuto, llamados ostracodoies, perfectamente preservados es particularmente emocionante, observó el Prof. Lewis.
“Son los primeros en ser encontrados, aunque expediciones científicas han estado visitando los Valles Secos desde su descubrimiento durante la primera expedición Scott en 1902-1903”, dijo él.
“Si logramos entender cómo llegamos a esta fase de clima relativamente frío, entonces podríamos ayudar a predecir cómo el calentamiento global pudiera empujarnos fuera de esta fase.
Para la inmensa mayoría de la historia de la Tierra no hubo hielo permanente, como es lo común hoy en día en los polos, e incluso en los trópicos e grandes alturas. Ha habido un enfriamiento progresivo sucediendo durante 50 millones de años, para habernos llevado hacia este modo de hielo permanente; la formación de una permanente capa de hielo en Antártica juega un gran papel en ese enfriamiento.
“Estudios como el nuestro, que establecen cuándo y cómo los umbrales climáticos se cruzaron en el camino, yendo en dirección opuesta, de frío a cálido.
“Aunque para ser justos, estamos buscando uno que está muy lejos; el calentamiento tendría que ser mayor de lo que ha sido predicho para los próximos siglos, para que cause un derretimiento de la Capa de hielo de Antártica del Este. La Capa del Hielo de Antártica del Oeste es mucho más vulnerable.
El Prof. Ashworth está impresionado por la forma en cómo las especies de diatomas y musgos son indistinguibles de los vivos.
Hoy en día se producen en todo el mundo – excepto en la Antártida.
“Para ser capaz de identificar especies vivas entre los fósiles es fenomenal. Pensar que las contrapartes modernas han sobrevivido 14 millones de años en la Tierra sin grandes cambios significativos en los detalles de su apariencia es sorprendente.
“Debe significar que estos organismos están tan bien adaptados a sus hábitats que a pesar de repetidos cambios de clima y aislamiento de poblaciones durante millones de años, no se han extinguido, sino que han sobrevivido.”
Lo que causó la gran congelación es desconocido, aunque abundan las teorías e incluyen fenómenos tan diferentes como los niveles de dióxido de carbón en la atmósfera, y cambios tectónicos que afectaron la circulación del océano.